Oscar Castro, La Vida Simplemente

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Por  Arturo Flores Pinochet

 

                                        

La existencia de Oscar Castro, según los entendidos, está descrita en su libro La Vida Simplemente, un titulo muy adecuado a las circunstancias y propio de la estatura moral del autor rancagüino. La primera parte del texto es espléndida en su correlato dramático. Hay dinamismo, fuerza, la acción es permanente. Sobresale el acertado dibujo del conventillo, el lenocinio, sus asiladas, el bosquejo de cada una, la mirada analítica del mozo de diez años respecto a los adultos y sus juegos con los pares. Las innúmeras vicisitudes que corren los pobres del barrio se detallan con maestría, no exenta de sobriedad, sin golpes efectistas, ni grandes demostraciones de emoción. Quedan en la memoria la anécdota del libro hundido en el canal a punta de piedras por los amigos del protagonista, mientras éste es agredido. También se retiene el desfile de las prostitutas a la casa de la parturienta, llevándole regalos, sin conocerla.

Dos destellos en la novela.

La crítica y muchos escritores se detuvieron por más tiempo del requerido en la vida del personaje junto a las prostitutas y el burdel. Capturó la atención. Y no es para tanto. Ese lapso es parte de su aprendizaje y es tratado con la misma naturalidad con que recorrió otras experiencias. No hay nada escandaloso ni horripilante. Es la cruda verdad.

Debe ser por eso que los intelectuales chilenos lo contemplaron con otros ojos.

En la segunda parte, paralelo al despertar del adolescente, el ritmo decae, se torna más reflexivo, hay un adentrarse en el soliloquio íntimo, la mirada descorre el mundo de la juventud, cerrando la ventana infantil.

Se nota el cambio.

Es el develamiento de su miseria en la escala social. Registra, el protagonista, la diferencia discriminatoria, llora por los desprecios, comienza el verdadero despuntar a la vida. Descubre el amor juvenil, ideal, bello, no contaminado, pero deshecho con posterioridad por el contraste social. Hay orgullo por haber conseguido los primeros lugares en un colegio católico (Instituto Marista), que de tal no tenía nada y donde la enseñanza de Cristo era prácticamente un lejano recuerdo. Sueña mucho, como todo joven. Al final, hay una mirada triste y melancólica al barrio que lo vio nacer mientras sujeta, con sus manos, los maceteros  de su hermana.

Un nuevo mundo le aguarda.

Durísimo, cruel, verídico, enternecedor por momentos, no exento de emoción. Es la vida de seres postergados, luchando por la supervivencia diaria, amoldándose a las circunstancias y sufriendo lo indecible por salir  con dignidad.

Varios escritores chilenos han retratado el bajo mundo  de la sociedad. Oscar Castro deberá contarse entre los que ejecutaron mejor su tarea.

Al igual que la realizada en el colegio de marras.

 

                                                   …

En la literatura chilena Oscar Castro tiene más renombre como poeta que como prosista. Sin duda que ha coadyuvado la difusión de sus poemas traducidos a canciones. No obstante ello, nos parece que su tarea narrativa es tan sólida como la  poemática y tiene virtudes notables para encaramarse en el sitial de los grandes narradores. Más aun, nos atreveríamos a decir que  su faena como novelista y cuentista superan al poeta por la diversidad temática, como asimismo, por el fuerte enfierramiento estructural de su obra,  la simplicidad de la trama, la profundidad de sus asuntos y la llaneza del estilo. “La Comarca del Jazmín”, “Llampo de Sangre”, “La vida Simplemente” y “Lina y su sombra” son textos que representan lo aseverado a cabalidad. Por otra parte,   “Huellas en la Tierra” y “La Sombra en las Cumbres” demuestran el cabal conocimiento que poseía Castro en la cuentística.

Seguramente el hecho que la mayor parte de su narrativa haya sido  impresa póstumamente contribuyó al desconocimiento como novelador.

 

2013

 

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