EL CUENTO, LA NOVELA Y LA POLITICA

Es una constante en los narradores contemporáneos (hablamos de Chile) la propensión de introducir en sus escritos el factor ideológico, en especial, recordado infaustos hechos ocurridos en el pasado. No sabemos si lo hacen para granjearse las simpatías de sus cercanos o la sonrisa de mamá o la aprobación de los militantes de sus partidos o posar de escritores comprometidos con la realidad social o convertirse en herramientas para ser utilizadas en la propaganda panfletaria  o simplemente  se sienten obligados a efectuarlo por alguna poderosa razón.

Los que no vivieron esos lamentables sucesos son los que más escriben sobre el tema.

Porque, en verdad, de arte, de lo que se llama arte, de lo que conocemos como tal desde tiempos pretéritos, la verdad hay muy poco, casi nada.

Prima lo otro, en forma rimbombante, obsesiva y hasta desdeñosa.

Es como una imperiosa necesidad que los “apapachen”.

Es un círculo embrutecedor que no aporta nada.

Es posible que los tiempos hayan alterado la forma de enjuiciar la belleza artística, (seguro nos quedamos atrás), es posible que los parámetros pretéritos “valgan hongo”, es factible, en definitiva,  que no importe la forma, sino el fondo, olvidando que la forma es parte de la belleza per se.

Es posible eso y mucho más.

Entonces, en ese plano, en esa línea,  vemos a novelistas y cuentistas inmersos en el afán de insertar en sus temáticas el factor político con lo cual sus trabajos, que ellos esperaban impactar favorablemente en la población lectora, se  van al tacho de la basura y venden poco, casi nada, solo a sus conocidos, la mamá y familiares, además de militantes, porque, en verdad, los textos, aparte de aburridos, son estériles y solo dejan en el entendimiento de la gente un gusto amargo de desazón, vacío absoluto y, ¡por qué no?, de cierta rabia…(Habría que indagar en la paja molida  algún texto político que haya alcanzado la gloria).

Y no se necesita ser derechista para opinar sobre este tema.

He ahí, también, una de las importantes causas del por qué en este país cada vez se lee menos. Y el por qué, hace mucho tiempo, no surge una figura literaria de renombre y quilates, como los del siglo pasado.

Al igual que  el fútbol, nadamos en la mediocridad.

Y al parecer, dada las vistas, es una propensión que está a años luz de extinguirse.

¡Es que hay que mantener vivo el fuego o el negocio “se va a las pailas”!

El negocio de la política, claro está…

ARTURO FLORES PINOCHET junio 2022