Ensayistas literarios en Chile

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por Arturo Flores Pinochet

El cultivo del ensayo literario en Chile no ha tenido mayores exponentes. Los que han pisado sus dominios son pocos, aunque buenos. La denominación de ensayo, si hemos de creerle a la Real Academia Española de la Lengua, es un escrito en el cual un autor desarrolla sus ideas sin necesidad de mostrar el aparato erudito. La definición es clara, aunque dudamos que aquello de “sin necesidad de mostrar el aparato erudito” fructifique o  llegue a buen puerto. Conociendo la “humildad literaria” de los autores, si  fuese una condición “sine qua non”, simplemente no escribirían.

Ante todo, la demostración del saber.

Los motivos para desarrollar la vena ensayística  son múltiples y provienen de diferentes  vertientes, que no necesariamente resultan literarias. El ensayo se hace profuso en materias políticas, económicas, filosóficas, sociales, históricas, religiosas, deportivas, etc.

Ahí abundan los cultores.

Pero como nos interesan los escritores chilenos, hemos visualizado a uno grande, el cual, lamentablemente, no ha tenido la repercusión que se merece. Antes de nombrarlo, expresemos que la tarea literaria de Alone, Ricardo Latcham, Raúl Silva Castro, Domingo Melfi, Eduardo Solar Correa, Fernando Duran, Mariano Latorre, Fernando Alegría (ver en cronicaliteraria.wordpress.com ensayo sobre su obra), Ignacio Valente y la de varios novelistas, tópanse con el género del ensayo literario en muchas oportunidades, especialmente cuando teorizan sobre el texto en sí. Alone, tal vez, es el que lo roza con mayor propiedad, fundamentalmente cuando se expande en algunas teorías literarias que tienen que ver con la crítica literaria en especial o con el conocimiento biográfico – literario  de algunos escritores. Sin ir muy lejos, su libro Los Cuatro Grandes de la Literatura Chilena es un ensayo de tomo y lomo al igual que su libro Don Alberto Blest Gana, que  roza la perfección en cuanto a fondo y forma. No por nada fue premiado en un certamen de la Universidad de Chile.

Más información sobre los nombrados anteriormente se encuentran en nuestro portal » Semblanzas Literarias» (http://www.semblanzasliterarias.wordpress.com) como asimismo en está pagina.

Pues bien, quien nos parece el más grande de los ensayistas chilenos es Benjamin Subercaseaux. (ampliar información sobre él leyendo en el portal (http://www.semblanzasLiterarias.wordpress.com  y http://www. cronicaliterarias.wordpress.com)Lo hemos repetido tanto. Lo es por cultura, por lenguaje, por estilo, por ideas, por vanguardia, por ser demasiado distinto a sus congéneres. Si bien publicó cuentos, poemas y novelas, su mayor aporte es el  ensayo. Pilar fundamental es la Sico – Antropología, donde teoriza sobre la Desnaturación del Hombre. Sus principales textos sobre el tema son: Santa Materia, El Hombre Inconcluso ( ensayo psico-antropológico sobre la heterogeneidad psíquica de la especie humana), Historia Inhumana del Hombre ( introducción a la Psicoantropología) y Una nueva interpretación del hombr ( teoría de la desnaturación antropológica).

Sin embargo, la popularidad la obtuvo con un  libro diferente en esos campos como lo fue Chile o Una Loca Geografía.

Nosotros preferimos el otro, Chile, Tierra de Océano.

Subercaseaux tiene una manera de escribir sugestivo, con expresiones que no son rebuscadas y donde el acento francés es preponderante, en cuanto a claridad, sencillez, orden y elegancia. Es por ello que materiales tan complejas como la Sicología, la Antropología, la historia o la geografía son tratadas con amplitud y llaneza desde su pluma..

Además de su indudable erudición, resalta por la forma simple de llegar al lector común, tratando materias que no son de ordinaria ocurrencia.

Eso se  agradece.

Ahora bien. En Chile existe un conglomerado de ensayistas literarios que profesan su fe en el ámbito académico. Allí teorizan sobre la obra de autores nacionales. Incuestionablemente su quehacer es erudito, profundo y  debiera trascender. Posee, sin embargo, dos fallas notables:una, no llega al público, por lo tanto queda en el oscurantismo. Y la otra, están redactados  con una jerigonza técnica que es intragable, que necesita traductores y que sólo debe agradar a los de su malhadada estirpe.

Los hay  en buena cantidad. Pululan en las universidades.

Felizmente no han trascendido.

En materia política, económica, social o religiosa hay varios exponentes y su lectura es motivo de placer para quienes ocupan el mismo barco. Pero, medidos por la vara literaria, son una soberana lata.

¿Hay más ensayistas de renombre en Chile o Sur América?

El lector tiene la palabra.

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