NICANOR PARRA: Obras Completas Tomo II

Por Arturo Flores Pinochet

Publicado en 2011, la segunda pata de las obras de Nicanor Parra nos trae la reunión de obras indispensables en su trayectoria. Abarcan las publicadas a partir de 1975 y terminan en el año 2006. Con ello finaliza esta ardua labor de los antologadores en orden a reunir en 2 tomos la gran faena parriana. Pero a no ilusionarse con esta decisión.

Con Parra nunca se sabe.

Decir que éstas son sus obras completas estando aun con vida, es pedirles peras al olmo. Nicanor Parra continúa en movimiento. No se ha sentado. Continúa escribiendo. Busca renuevos, observa mucho, especialmente a sus nietos, fuente de su inagotable esfuerzo artístico. No está ajeno al mundo. Piensa en otras traducciones.(*)

Y eso que está a 3 años de cumplir cien años.

Increíble ejemplo de longevidad y brillantez intelectual.

Parra, entonces, hay “parra” rato.

 

 

OBRA EN MARCHA                                                                                                                                                    

Lo palmario en este volumen es la confirmación que el antipoema, en manos de Nicanor Parra, no ha permanecido detenido en el tiempo y está en permanente progreso, como los hombres y  el universo. Desde lejos divisamos Poemas y Antipoemas, que revolucionó el escenario poético chileno, y, ahora, releyendo, por ejemplo, Sermones y Predicas del Cristo de Elqui, Nuevos Sermones y Predicas del Cristo de Elqui, La Vuelta del Cristo de Elqui, Hojas de Parra y los Discursos de Sobremesa, comprobamos el permanente afán de Parra por mover el bote, no dejarlo navegar tranquilo o, por último, agitar las aguas a su alrededor, para que nadie duerma o se haga el desentendido.

En eso es genial.

Siempre nos ha parecido que los libros nombrados forman parte de la “obra gruesa” de su antipoesía. Por su lenguaje, por su irreverencia, por el humor, por la ironía, por la afición a pasar gatos por liebres, por continuar utilizando la lengua de la tribu, por estar en permanente tránsito.

Los  Sermones de Cristo, por ejemplo, además de su esplendor artístico, representa el vivo ejemplo de un autor que “hace  lesos” a los censores de la dictadura, cogiendo la figura de un mítico predicador evangélico y arreglándoselas para opinar de la política contingente en tiempos que era prohibido y, más encima,  enviar dardos a la situación social de entonces, sojuzgada bajo la bota militar. Todo en términos estrictamente literarios, sin caer en el panfleto ni en la decadencia ideológica.

Eso lo encontramos admirable.

En Discursos de Sobremesa, Nicanor Parra discurre por diversos motivos, cada cual más disperso y vario. Son alocuciones a propósito de los laureles que fue recibiendo. El más importante, sin duda, es el de Guadalajara, Premio Juan Rulfo,  aunque descuella el referido a Vicente Huidobro, a 100 años de su nacimiento.

Las Obras Completas II, en punto a discursos, quedaron inmediatamente obsoletas, porque desde ahora faltará el último, el dedicado a la obtención del mayor galardón en la lengua Castellana, el Premio Cervantes (2012).

Deberá integrar  el Tomo III.

Nuevamente disfrutamos, en este conglomerado,  de la lectura del poema El Anti Lázaro, el rap de la Familia, coplas de Navidad, Poema y Antipoema a Eduardo Frei Montalva, poemas que no son tan conocidas por el común y que  habla de la permanente vitalidad poética de Parra y su entusiasmo por acometer nuevas tareas.

Hojas de Parra alcanza, a nuestro juicio,  grandes alturas poéticas, es asertivo, genuino, genial en muchos aspectos, donde el poema El Hombre Imaginario logra rozar la genialidad. Hay otro, que al parecer no es tan celebrado, pero es una feroz ironía y crítica al Papa, Jefe de los católicos  (Poemas del Papa). Hay que leerlo y leerlo. Es formidable.  Los temas son varios, desde homenajes a su madre pasando por los problemas de los viejos, hablando de la muerte (memorias de un ataúd, el poeta y la muerte, etc.), los cementerios, etc.etc.etc.

La variedad de motivos es elocuente.

La traducción del Rey Lear es brillante y siempre nos ha sorprendido el escaso interés que provocó después de publicado.

¿Será que en Chile no quieren a Shakespeare como “al amigo que es forastero”?.

Y como de obra en marcha y permanente evolución se trata, el poeta nos muestra sus Obras Públicas, otra genialidad del estro parriano, diferente, totalmente distinto, a cualquier manifestación de sus colegas literarios. Agréguele, por si quedó con gusto a poco, las tablitas de Isla Negra, las bandejitas de La Reina, trabajos prácticos, Los presidentes de Chile ahorcados, etc.

Esa permanente búsqueda de otras expresiones poéticas, dentro del margen de la antipoesía, sin duda que ha provocado el desdén de sus abundantes detractores, puristas del habla, inquietos frente a tamaño murallón e imposibilitados de entender la grandeza de su obra.

Es el capítulo que viene a continuación.

LOS INCANSABLES DETRACTORES DE PARRA

Un artista de la talla universal de Nicanor Parra no puede pasar inadvertido en el mundo frívolo de las letras, donde la epidermis es delgadísima y “la tristeza por el bien ajeno”, unido al popular chaqueteo, son parámetros que la grey literaria cultiva con entusiasmo y es digno de exportación. Además de esas consideraciones “literarias” para enjuiciar la tarea de un poeta grande, no podía estar ajena la  política, especialmente la que ondea en el flanco izquierdo de las ideologías.

Aquí los comunistas chilenos llevan el pandero.

Hasta hoy (escribimos en 2012) críticos, criticastros, remedos de escritores, poetastros, aprendices de jueces, estudiantes universitarios llevados por las manos rojas hasta el abismo, despotrican y siguen ladrando al antipoeta, porque éste no se acercó a ellos, porque tomó té con Pat Dixon en el año de la cocoa, porque durante la dictadura militar hizo clases en la Universidad de Chile, porque no desfiló, obviamente, con los manifestantes ni levantó en alto el puño, como querrían los fundamentalistas de izquierda.

Como puede observarse, puros razonamientos artísticos.

No le perdonan nada y, echando mano a la esterilidad ideológica, lo enjuician…  literariamente. O sea, la nada misma, porque son incapaces de analizar un texto literario desde la vastedad de la belleza artística, de la originalidad del lenguaje, de los relámpagos de genialidad que contienen algunos textos parrianos, etc.

El molde les queda ancho.

Y continúan ladrando, estridente y estúpidamente, sin que notemos atisbos que permitan acallar tan renegridas voces.

Los aplausos que brotan de todas partes, especialmente del extranjero, los inquietan, le muelen los huevos, los hacen enrojecer de rabia.  ¡Qué  habrán columbrado cuando contemplaban cómo iban cayendo, uno a uno,  sobre la cabeza de Parra, los galardones  extranjeros, culminando con el Premio Cervantes!.

¡No lo podían creer!.

Es el chaqueteo chileno, siempre en boga, el mismo que sufrieron en su tiempo Gabriela Mistral, Vicente Huidobro o en los actuales, Isabel Allende y Hernán Rivera Letelier.

Pero no solamente la insidia es alimento de los tonies izquierdistas, sino también  se exponen en esta feria los escritores de segundo, tercer y cuarto orden, los que alimentan las ganas de ser famosos y obtener dinero, los que se creen el cuento de ser únicos y vanguardistas, los que consideran que su tarea es tan inmensa como la del poeta (no tienen empacho alguno en decirlo), los que llaman la atención diciendo que Parra es un payaso de la burguesía, (aunque ésta no lo tenga en sus oraciones); un chistoso, alguien que utiliza la palabra para publicar necedades, “balumias”, trabajos sin sentido y carentes de valor.

También hablan en su contra escritores que juegan en la primera división. Generalmente son aquellos a quienes  les ha sido negado el acceso a la fama, a la inmortalidad, al dinero de las ventas. Tampoco les cuesta trabajo creerse  únicos y, por supuesto, al igual que los escogidos mediocres de bajo rango, piensan que su obra es tan brillante como la del antipoeta.

Hay un desdén insoslayable en sus miradas.

Si una parte del andamiaje literario chileno  hace mutis por el foro y desconoce la grandeza literaria de Nicanor Parra, ¿Quiénes están a su favor entonces?, podría preguntar un despistado lector. ¿Cómo tanto premio, estudios, fama, aplausos y sus compatriotas no lo quieren mucho?, volvería a insistir.

Admiradores los tiene por doquier, responderíamos, en cantidades superiores a sus enemigos, especialmente lectores, que es lo único que importa. Hay académicos, críticos literarios y escritores que  aplauden sin sobresaltos su obra, no solo en Chile, sino principalmente en el extranjero,  y están en la muchedumbre de los seguidores casi incondicionales.

–  Ah, ahora entiendo – dirá el asopado lector, infiriendo a continuación – es que las perlas no son alimentos para cerdos…

Exactamente.

 EFECTOS DE LAS OBRAS COMPLETAS II

Además de  servir como apoyo al conocimiento de su obra, permitirá también el repaso de aquellos versos que nos dieron “un aumento de vida”, gustando  versos inéditos, que son varios, y cuya lectura corría el peligro de extinguirse, al quedar en los innumerables cuadernos de Parra.

Constituye también un respaldo a los juicios de eruditos en el sentido de advertir que la antipoesía no se detiene, está en constante vaivén y resulta ligero pensar que es una moda literaria que pasó como un meteorito por nuestro país.

Está viva y coleando.

Y por último, representa para quien escribe, el mejor testimonio de la tarea literaria de quien es, a su juicio, el más grande poeta chileno y goza de todas sus simpatías, incluso por sobre los monstruos consagrados por la historia.

Juicio absolutamente subjetivo. Para que vamos a andar con leseras.

(*) En el año2014 vio la luz “Temporal” y en 2015 se publicaron dos textos: “Un  Puñado de Cenizas” (antología) y “Anti Prosas”.

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