NASCIMENTO, EL EDITOR DE LOS CHILENOS

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Publicada la segunda edición en 2014 por Ventana Abierta Editores y con Felipe Reyes F. como autor, además de la colaboración de Wielka Aspedilla, este libro constituye, por decirlo de alguna manera, un sorprendente hallazgo. No es  novela, poesía, ensayo u otro género literario, sino constituye una visión sobre la importancia que tuvo la Editorial Nascimento en el desarrollo de la literatura chilena.

Un tema poco rastreado.

Carlos-George Nascimento fue su dueño y, después de su muerte, sus hijos continuaron con la tarea hasta su fin.

Al contrario de los trabajos investigativos, el libro se lee con deleite, el autor escribe bien, cosa rara en estos tiempos, y nos presenta un acabado friso sobre la participación, como decíamos, de Nascimento en los inicios de muchos escritores chilenos que tocaron el cielo.

Véase el listado: Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Nicanor Parra (los Cuatro Grandes Poetas), Pablo de Rokha, María Luisa Bombal, Marta Brunet, Francisco Antonio Encina, Eduardo Barrios, Teresa Wilms, Efraín Barquero, José Donoso, Alfonso Alcalde, Manuel Rojas, etc.

Cada uno está presente con su historia.

Por supuesto salen a cuento varias anécdotas y críticas literarias para los principiantes. Hay una que nos llamó la atención. Escrita por Raúl Silva Castro refiriéndose al primer libro de Gabriela Mistral. No le agradó, pero hay un descubrimiento. Dice Silva Castro: “escribe con rudeza masculina y, más aun, se muestra en la descripción de sus amores animada de un carácter de hombre”. Recordamos haber leído en el mismo libro la expresión “masculina” para enjuiciar el tono de la obra mistraliana. ¿Por qué esta acotación? Primero, porque en esa época el tema del homosexualismo no era pan de todos los días ni comidillo de los bares. Y segundo, porque el comentarista se adelantó a su tiempo en su visión mistraliana. Mencionemos que mucho después, estudios literarios descorrieron la cortina que ocultaba Gabriela Mistral sobre su lesbianismo.

Lo resaltante del libro es la tarea que el autor se propuso sobre la relevancia de Nascimento. Narra con lujo de detalles su llegada a Chile, sus peregrinaje para encontrar refugio y trabajo y cómo, a la muerte de su tío, que lo trato pésimo, se hizo cargo de la Librería Nascimento, transformándola posteriormente en imprenta y editorial. Recalca Felipe Reyes su debilidad por la poesía y su estricta postura en el sentido de publicar solamente autores chilenos, muchos de ellos desconocidos. Se hizo asesorar muy bien para conocer el ámbito literario. Su atrevimiento le dio excelentes resultados y por muchos años, desde mediados del siglo pasado aproximadamente, la editorial Nascimento publicó miles de libros de escritores nacionales, moviendo la industria y, lo principal, fomentando el cultivo por la lectura.

He ahí su gran obra.

El autor recrea con descarnado realismo los tiempos políticos que le tocó vivir el librero. Se detiene en el período de la Unidad Popular y se extiende en la dictadura. En esta última, Felipe Reyes da un vistazo desolado y desgarrador sobre la producción literaria en el país, sujeto a la execrable censura y despeje de autores por sus ideas, sin detenerse a enjuiciar el valor literario. Son páginas que inquietan y están redactadas con absoluto equilibrio, solamente mostrando una realidad. Como resultado de ello, el lector no puede evitar sobrecogerse sobre el terrible cáncer que corroía la literatura chilena, ignorándola, atacándola y enviándola a oscuros desvanes.

Como para no creerlo.

Recibió en vida algunos homenajes y  varios autores compartieron almuerzos con él en señal de reconocimiento.

La muerte de su esposa lo marcó. No dejó de trabajar hasta que una enfermedad incurable lo abatió cuando tenía 80 años (1966).

La querida Editorial Nascimento se extinguió definitivamente en 1986.

La literatura chilena, sin duda, le debe mucho a este librero que llegó cruzando océanos y se instaló en nuestras tierras, llevando a cabo una labor fructífera, casi quijotesca, en pos del engrandecimiento de las letras nacionales.

Un merecido homenaje.

ARTURO FLORES PINOCHET 2021