NICANOR PARRA La vida de un poeta

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Jorge Arturo Flores

Ciertamente ( y felizmente) existen innúmeros estudios sobre su obra, los cuales hacen justicia, desgranan su trabajo con sabiduría, aunque no exento de pesantez , y lo elevan al sitial que ha conseguido en 100 años de vida y algo más de 77 años de trabajo literario.

En general, son estudios de tipo académico, es decir, graves, herméticos, enrevesados, aburridos, carentes de alguna gracia estilística y de cierta afabilidad hacia el lector.

Pero han servido para tapar muchas bocas. Lo cual se agradece.

Sin embargo, sobre su vida se ha escrito poco. Vaguedades en general. Su existencia en Chillan, en Santiago, el internado, sus estudios en la U de Chile, los viajes al extranjero, premios internacionales, el affaire político y nada más. Apegados a los rígidos moldes esteticistas que apartan el interés biográfico, se han publicado pocos libros sobre su persona.

Hoy tenemos uno que nos ha llamado la atención.

Escrito por dos periodistas.

NICANOR PARRA: LA VIDA DE UN POETA

Sabine Drysdales y Marcela Escobar son sus autoras. Fue publicado en agosto de 2014, un mes antes que Parra cumpliera la friolera de 100 años. Apunta a lo diferente en esta época de homenajes (hablamos en septiembre de 2014). Han rastreado la vida del poeta desde la perspectiva de amigos, familias y académicos, además de algunos colegas de profesión.

Es un buen libro.

Primero, porque las autoras no se ponen al lado del protagonista “robando cámaras”. Con Parra todo el mundo quiere hacerse el gracioso u obtener alguna instantánea. Por popularidad. Porque es un rockstar. Por esnobismo.

Luego, porque el texto está bien estructurado. Posee 7 capítulos, a saber: Interrupciones, La Sagrada familia, Caballero sin Memoria, Parra, Marca Registrada; Principio Portalianos, Rockstar e Ida de un Poeta.

Y tercero porque la idea de mostrar al Nicanor Parra hombre, sin adulaciones, tal cual es, con sus vivencias y contradicciones, se ha conseguido.

Los tres primeros capítulos son los más interesantes, visto desde la óptica del hombre y su cotidianidad. El más conmovedor, claro está, lo referido al hogar. Se llama “La Sagrada Familia” (juego de palabras en torno a dos poemas suyos que llevan el mismo nombre). Es dramático conocer de primeras aguas la pobreza de la familia Parra Sandoval, los esfuerzos por subsistir en Chillan, con un padre jaranero y alejado, con un madre que trabaja y trabaja para darles de comer, con sus hermanos cantando en diversos lugares para allegar alimentos a la casa.

Conmueve sin duda.

El trabajo de cualquier artista, por lo general, refleja en cierta forma los padecimientos que sufrió en vida y constituye la impronta de su tarea. No obstante ello, Parra no la menciona a menudo o no se trasluce claramente. Allí hay una suerte de muro que no deja ver el pasado.

El otro capítulo está dedicado a las mujeres de Parra. “Caballero sin memoria” se intitula.

El hombre – adicto a ellas – se anota como un ser contradictorio, de fuerte carácter machista (aquí se les escapó el género a las autoras), conflictivo en su vida amorosa. Casó con dos estupendas suecas (tenia buen gusto), pero ello después explosiona en escándalos y pérdidas. Siempre las buscó jóvenes -. Pero, en sustancia, Parra, si bien con suerte en la conquista, no las mantuvo en el tiempo.

Se nombran 5 mujeres.

La que originó “El Hombre Imaginario”, su poema más leído hoy, es la musa que logró absorberlo, pero que el suicidio echó al traste. Fue un duro golpe que aun en sus cien años lo estremecen. (*)

No habla mucho de ella.

Como tampoco las féminas hablan de él. Diríase un pacto de silencio. Salvo la sueca despechada que hasta escribió un libro para contar su experiencia, las demás prefieren el incognito, rehúyen las entrevistas y hablan sólo del pasado.

En el primer capítulo, “Interrupciones”, donde las autores entrevistan al antipoeta, notamos al hombre siempre jugando con palabras, con respuestas increíbles, rompiendo todo, viviendo su mundo.

Mas adelante se conocen otras particularidades. Por ejemplo, la manera de vivir de Nicanor Parra. Lejos de la parafernalia, rehuyendo entrevistas y la muchedumbre, viviendo en forma austera, en una casa sencilla en Las Cruces con vista al mar, vestido con ropa usada, lejos, pero muy lejos de lo que se ve en la actualidad cuando de escritores famosos se trata.

Tiene dos Escarabajos Volkswagen “de la edad de la pera”.

Los manejó hasta los 99 años.

Una existencia en si retraída, casi de anacoreta, pero sin perder de vista la actualidad y su entorno.

Gran tapabocas para quienes lo han atacado.

Hay también una aclaración: el famoso té con Pat Nixon inventado, (¡era que no!) , por los comunistas, nunca fue un té, sino un libro que la esposa del mandatario le entregó. Pero los fundamentalistas fanáticos de Marx descubrieron la gran ventana para zaherir, denostar y sacarlo de su nave envenenada.

Distribuyeron fotografías del evento y las puertas de la izquierda cerráronse para siempre.

Un ejemplo más de la estulticia humana, aumentada por el fanatismo ideológico sin límite, propios de seres ignorante y ahítos de poder, que hacen gárgaras con una seudo democracia y utilizan cualquier herramienta para conseguir sus fines.

La celebración de los 100 de Parra fue el mejor mentís para esos comunistas burgueses. (No recordamos que en medio de la celebración hayan dicho algo. La miseria humana no tiene atajos).
Las opiniones generadas hablan bien de su persona. La excepción a la regla la constituyó Gonzalo Rojas que, en un gesto de manifiesta mala leche y baja estofa, habla irónicamente sobre la ansiedad de Parra por obtener el Nobel, sin reparar que la presión por ese laurel no fue motivado por el antipoeta, sino por los medios de comunicación, ahítos de novedades.(“A Nicanor le gusta el premio, lo adora, se muere por el premio. ¿Por qué no le regalan el premio si es de él”)

Rojas obtuvo el Cervantes nueve años antes que Parra, cuando debió ser al contrario. No lo merecía indudablemente.

En fin, son muchas las conclusiones que podríamos extraer de este buen texto sobre la vida del gran antipoeta. Por primera vez nos internamos con paso seguro en el relato de su vida y conocemos de primeras aguas lo que es realmente el Hombre, sin descontar su categoría como artista.

Agradecemos a las dos periodistas que hicieron un trabajo arduo, con criterio, decoroso y en que, por fin, realizan una labor mediática, sin aparecer al medio, sonriendo.

Cuesta creerlo, pero fue así.

(*).(En la revista Sábado de El Mercurio, fechado el 6 de septiembre de 2014, hay un reportaje que habla sobre la historia jamás contada de Ana María Molinare, la que provocó el texto en cuestión).

 

 

 

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